jueves, febrero 12, 2009


Cuesta encajar los golpes. Es doloroso caer en la cuenta, de repente, de que nada es lo que parece. La gente no cambia y el pasado, superado o no, siempre vuelve si de verdad caló en la piel de uno. Mientras, los que somos daños colaterales, como suele decirse, caemos derrotados sin que a nadie parezca importarle.

La ceguera provoca verdaderos quistes en el alma, extendiéndose la enfermedad por todas partes. La inseguridad, por su parte, después de saberse uno ultrajado, va tomando espacio en nuestro mundo, y todo termina convirtiéndose en sombras y oscuridad.

Cuánta metafísica en el alcohol y la autodestrucción. Cuánta poesía en el abandono.

Literatura épica en que se convierte la realidad, o quizás al revés, cuando lo que teníamos por seguro y permanente muestra su verdadera cara.

Nunca estaremos a salvo de aquello que nos protege.

miércoles, febrero 04, 2009

Entretanto



La cura a veces está tan cerca,
que una mirada atenta puede distinguir,
siquiera,
el reflejo del camino a seguir.

Y cuánta soledad entretanto,
y cuántas palabras perdidas entretanto...
Palabras, caricias,
besos, miradas.
abrazos,
canciones, poemas,
huidas,
y también rechazos.

La cura, a veces, es tan simple,
que su blancura nos ciega;
presos de la oscuridad
nos confunde y nos miente.

Y entretanto,
al mismo tiempo que vamos perdiendo,
vamos ganando,
y el recuerdo de aquello que no tuvimos,
al menos,
queda grabado detenido en el tiempo,
siempre joven, eterno.

Y mientras ganamos y perdemos,
entre tanto,
tengo en el recuerdo mi imagen,
limpia y pura,
y tu imagen,
clara y transparente.

Y entonces,
entretanto,
siempre hay besos, y caricias,
y miradas,
y abrazos.

Y entretanto,
lo que ya perdí,
quiero pensar que
siempre lo estoy ganando.