lunes, junio 22, 2015

Pasado

Recorremos caminos de inconscientes maneras. Nos dejamos hacer y deshacer al antojo de gusanos huecos que aniquilan la cordura y el amor que habita en nuestras entrañas. Injurian nuestro cuerpo, lo lapidan, lo queman, lo arañan, lo muerden. Mantenemos la farsa de la normalidad, la sonrisa pintada, la máscara de la vida perfecta, y, mientras tanto, morimos de miedo y de soledad en un rincón de la cara oculta de nuestra cueva. ¡Maldito pasado! Ojalá pudiera matarte de un suspiro, uno de esos en los que desahogo mi ansiedad y mi pánico a pisar las calles. Ojalá pudiera exterminar todo reflejo de esa ave de rapiña que cortejó mi inocencia para violarla después.