sábado, noviembre 28, 2009

Sé más de lo que te digo,
y callo.

Sé,
al mirarte a los ojos,
que ya anduviste por otros caminos,
que ya buscaste en otros lugares,
que se borró mi huella de aquel rincón,
donde, ahora,
escondes otra sed.

Sé,
al verte ahí parado,
que frecuentas otras canciones,
que persigues otros pasos,
que vagas por otras calles,
que la luz y la oscuridad de mis ojos
languidecen en un cuaderno
de tu habitación,
como un vago recuerdo
de otra vida que ya se fue.

Sé,
al escuchar tu voz,
que nada queda de mi sal en tu boca,
que ya no buscas la eternidad en mi piel,
que son otras manos las que ahora te tocan,
que son otros cuerpos los que ahora son
sin ser…

miércoles, noviembre 11, 2009

Renazco de tus manos

Renazco de tus manos
cada vez que, con caricias,
dibujas mi figura.
Asciendo en concavidades aéreas
con cada aliento tuyo,
convirtiendo en agua la materia,
surcando tus piernas,
tu vientre,
tus caderas,
con brazadas tímidas y serenas,
retomando de cada rincón de tu anatomía
la vida que me faltaba.

A oscuras,
el brillo de tus ojos es todo mi universo,
y tu boca
un mar de promesas de tus labios a los mios.

Te abres camino en mí
en un abrazo seguro y firme,
calculando a golpe de mirada
qué parte de mi cuerpo te queda por conquistar.

Me conoces, me sabes de memoria,
me destruyes y me recreas en cada entrega,
en cada rendición,
confundiendo mis piernas con tus brazos,
tu pecho con mi espalda,
mis manos con las tuyas,
en una unión perfecta sellada por el silencio.

lunes, noviembre 09, 2009

Sin permiso

Escondo la crueldad que me habita en las entrañas. Imágenes del recuerdo en plena autodestrucción vuelven, a ratos, desde la cara oculta de mis palabras.

Una empatía inútil y mercenaria contamina mis cimientos con aires de revancha. Repaso cada letra con mis pupilas, trazo a trazo, grabando el negro sobre el blanco, impregnándome cada vez más de todas esas sombras que me acosan. Aspiro cada leve mota de polvo que cubre los viejos muebles de la vieja casa, una y otra vez. El colmo: ver en los márgenes de tus letras que ya no me conoces, que ya no me recuerdas, que ya no te importa golpearme donde antes me mecía, leyendo el mapa de mi espalda.

Ahora no mido las distancias ni escondo mis intenciones. Ya no. Ahora olvidé las precauciones, los remilgos, los respetos y las normas. Ahora no cumplo la palabra dada, porque, como sabes, ya no somos los que éramos. Y en ese ser sin ser, donde antes hubo luz, ahora se ciernen las sombras. Porque ya olvidaste quién soy, y yo ya no sé quién eres.

lunes, noviembre 02, 2009

Letras


Las letras ya no brotan de mis dedos. No consigo ver el reflejo de mis sueños y mis pesadillas en los espejos, y las sombras de un pasado incierto y volátil sobrevuelan mi cuerpo.

Deshago los nudos poco a poco, sin prisas, dejando que cada cosa encaje su perfil en los huecos que los ausentes van dejando. Naturaleza muerta donde una vez brotó la vida.

Con la cara limpia y la mirada clavada en algún lugar más allá del aquí y ahora, enfrento los cambios sabiendo de dónde vengo. Las heridas, al descubierto, cicatrizan con el aire puro, y dejan como huella una extraña paz que me aparta de los pasos ajenos.

Pasan los minutos como años, y la gente como hormigas en un jardín de asfalto. No hay dolor, ni tragedia, ni culpa. Sólo espacios en blanco donde no están las letras que ya no brotan de mis dedos.

miércoles, agosto 26, 2009

Simplezas

Casi siempre me pasa cuando ando enfrascada en la rutina más mecánica y menos trascendente que existe. Y es que mi mente se marcha de viaje cuando menos me lo espero, dejándome a mí parada en medio de la colada, o fregando el suelo, o planchando (sobre todo planchando, vete tú a saber por qué). Mientras mi cuerpo realiza esas actividades que nada tienen de especial, mi imaginación emprende la huída hacia espacios que nada tienen que ver con ese momento. Sueño encuentros, conversaciones, lugares, risas. Vivo varias vidas en el tiempo que tarda en hervirse la pasta. ¿No es extraño? Cuanto menos importante es aquello en lo que mi cuerpo está ocupado, más maravilloso es el viaje de mi mente. Como si viviera varias vidas, como si algo en mí supiera que éste no es mi lugar, el pensamiento me arrastra para que pueda ver qué hay más allá, hasta dónde puedo llegar.

Hoy me pasó planchando, como decía que me pasa más a menudo. Estaba alisándole las arrugas a una camisa de algodón, cuando, de repente, me vi en aquel bar. Era capaz de oír el murmullo de la gente, sus conversaciones. Sentía en mis labios el sabor de la cerveza y, para qué negarlo, ese punto de embriaguez que a todo aplica su pizca de diversión. Los olores vinieron a mí de repente, el humo del tabaco. Y tú estabas ahí, medio melancólico medio a la espera, sin saber bien qué iba a pasar. Y ese “te acercaste a mí con el sigilo de la pantera” salió de mí, de mi boca, de mis ojos, de mi piel.

De golpe, un mar de sensaciones me explotaron dentro. El ruido fue tal que me devolvió de repente a la habitación en que estaba planchando esa camisa de algodón. La volví a arrugar y bajé a la calle, a despejarme.

No puedo evitarlo. Aún te recuerdo.

martes, agosto 18, 2009

Ya no más



Después de tanto tiempo, mis pies cansados, habiéndose acostumbrado a que hubiese otras huellas junto a las suyas, han de emprender de nuevo el camino en solitario. No hay destino fijado, ni siquiera existe alguna indicación que los oriente, y se dejan llevar por una brisa de incertidumbre que ofrece mil y una posibilidades abiertas en el horizonte.

El miedo es ahora mi único compañero de viaje. Mi alma necesita saber que, algún día, en algún lugar, encontraré el hueco donde dejar reposar mi cuerpo, donde, como la pieza de un rompecabezas que al fin encaja, todo vuelva a tener sentido, como fue antes. Me llevo la certeza de que un día fui feliz, de que tuve el mundo en mis manos. Llevo también mi cuerpo cubierto de cicatrices y de heridas aún por cerrar. Sombras oscuras que habitan mis pasillos y que me recuerdan, cada día y cada noche, que el dolor existe, y que su crueldad no estima en fuerzas para ponerte a prueba.

No hay rencor. Hay un pasado y un futuro que hacen del presente un abismo extrañamente cubierto de recuerdos y esperanzas difusas. Hay una compleja nostalgia y una acuciante necesidad por encontrar las respuestas a preguntas que aún no conozco.

Mi cuerpo, frío e incapaz de sentir, se repliega en una extraña forma, cada vez más pequeña, con la desesperación de una presa rodeada de fieras.

No hay reproches. Hay buenos momentos clavándose en mi pecho, recordándome que ya no más… Cotidianeidades que machacan mi conciencia y que impiden que pueda continuar como lo hacía antes. Aire viciado en una casa que aún no pude abandonar, ahora convertida en cárcel.

jueves, agosto 06, 2009

En la noche


En la noche,

la incertidumbre se me escapa por los ojos.

Mi mirada,

triste y sombría,

se vuelve máscara de risas inquebrantable

en el día,

fingiendo, escapando,

anhelando ser y sentir

lo que no soy ni siento.


Cuántas horas al día

recuerdo e imagino

lo que nunca fue ni será…


Conspiro contra mí misma

en un juego peligroso

en el que,

inevitablemente,

seré yo la única perdedora.


Me culpo y me castigo

por esperar,

por añorar,

sin conocer el remedio

que me traiga,

al fin,

el olvido.




domingo, julio 19, 2009

Nocturno

No me busquen,
no me sigan,
no pretendan saber.
No teoricen,
no calumnien,
no quieran entender.



Tras la batalla,
todo guerrero ha de curar sus heridas.

Toda sangre derramada duele,
y todo dolor necesita su abrazo.
Toda derrota mata,
y toda muerte ha de ser llorada.
Todo llanto necesita ser compartido,
y toda herida ha de ser curada.

El guerrero,
en la fiereza de su alma,
alberga la esperanza de volver
para encontrar unos brazos que lo envuelvan,
que lo sostengan,
para,
luego,
tener las fuerzas necesarias
que le permitan
volver a la guerra.





viernes, julio 17, 2009

Queda...

Aprender a caminar sola por la calle, a llevar siempre las llaves de casa porque nadie te va a abrir la puerta. Aprender a cocinar para uno, a utilizar un solo plato y un solo juego de cubiertos. Acostumbrarse al silencio, a no contarle a nadie cómo te fue el día, a escuchar el tic tac del reloj de la cocina desde todos los rincones de la casa. Aprender a levantarse por la mañana sin que nadie te despierte porque te quedaste dormida. Ser consciente del valor de un abrazo, de una llamada, de unos buenos días. Aprender a desayunar, almorzar y cenar sola. Acostumbrarse al ropero medio vacío, a las lavadoras a media carga, a comprar la comida en paquetes y botes pequeños. Acostumbrarse a tomar sola el café después de la comida, a volver sola a casa, a no pronunciar la primera palabra del día hasta las doce de la mañana cuando es el cartero el que llama al timbre. Acostumbrarse a que, si te olvidas la toalla, nadie te la va a acercar cuando salgas de la ducha, a que nadie te prepare el café un domingo por la mañana. Aprender a llorar y reírte sola, a no comentar con nadie las noticias. Dejar de compartir el gel de ducha, el champú y la pasta de dientes. Subir sola a casa las bolsas de la compra. Acostumbrarse a que nadie te espere, a no esperar. Aprender a cuidarte, a que no te cuiden, a no cuidar. Acostumbrarse a no decir buenas noches, a no compartir. Soportar el peso de una casa vacía. Perderle el miedo a la oscuridad y a las despedidas. Aprender el significado de la soledad.

miércoles, julio 08, 2009



Me consumo.

Esta guerra cuerpo a cuerpo
con la realidad
está dejando marcada mi piel
y mi alma.

La botella de vino me mira
desde la mesita,
callada ante el espectáculo.
Esos aires de complicidad
entre el cenicero y la copa
siempre me abrieron puertas…

Continúo con mi lucha,
tomando la palabra como arma más potente
contra lo inevitable y lo incierto.

Nadie sabe, nadie pregunta.

Nadie me mira de frente
para no ver,
para no reconocer en mis ojos
esta sangrienta batalla
que me nace de adentro.

Agazapada tras el papel y el cigarro,
lanzo al aire improperios y calumnias
que siempre terminan por convertirse
en gritos de auxilio.

Clavo mi estoque de versos a la ausencia;
al amor lo dejé moribundo entre
sábanas y lágrimas;
el deseo se fue extinguiendo sólo,
como una vela que se acaba;
y mi vida,
que es lo único que me queda,
aún pelea frente al espejo,
pidiendo a la imagen reflejada
que no se rinda,
que no sucumba.

Veo al odio y al miedo
batirse frente a frente
tras mis manos de niña.
Mi inocencia se corrompe
ante la imagen,
y, de golpe,
miles de años de historia
caen sobre mí.

Sólo la ternura del felino,
ése que vive conmigo,
en mí,
mantiene mis pies en el suelo
y me cuenta,
con sus movimientos y sus miradas,
que soy fuerte,
que puedo renacer una y mil veces,
que la guerra aún no está perdida.

Pero nadie sabe,
ni pregunta,
si, en la trinchera,
podré resistir las embestidas,
ni cuánto tiempo tardaré
en batirme en retirada.


jueves, julio 02, 2009

Absurda


Absurdamente, empaño el cristal de mis mejillas con imágenes difusas. A golpe de humo destruyo cada centímetro de camino recorrido, obviando consejos y pareceres. No soy diestra cuando se trata de confesar, pero tampoco sé frenarme cuando el alma guía.


Disculpo a ciegas imperfecciones oscuras y miro para otro lado a pesar de saber, en el fondo, que me daño en la entrega; jamás creí en los límites impuestos a los sentimientos.


Hablar me cuesta y escribir me libera.


Llevo al límite las intuiciones, y, aunque me asusta la realidad, intento divagar cuando la mente lo precisa. A destiempo caigo en las revelaciones, y esto me lleva a vivir en el imprevisto.


La soledad baña mis manos, que se pierden buscando una mano que me sostenga. Mi cuerpo narra mi historia con una crueldad visceral, mostrando lo débil y lo fuerte que puedo llegar a ser. Sin embargo, no todo el que tiene ojos ve, y los pasos equivocados y las intenciones mal calculadas son armas mortales para alguien que no sabe defenderse.


No me avergüenza mostrarme si es el corazón el que a través de mí grita, ni me arrepiento de lo que hice. Volvería una y mil veces a cometer los errores que en mi vida cometí, y volvería a traspasar los límites que prometí respetar.


Cuando amo y cuando odio nunca espero.


Me cuesta olvidar y me mata el recuerdo. Soy insoportable y complicada, me muestro distante y ajena. No soporto la ausencia y me aterra el abandono. Cada tanto me escondo, y a veces me quiero. Me veo ingenua e incompleta, y mis defectos y mis virtudes coexisten en un limbo de incoherencias. Bebo y fumo los versos que no me atrevo a escribir. Y, absurdamente, retengo en la retina aquello que me fue negado, sin dejar de desear, en lo más profundo, haber cambiado el curso de la historia.



jueves, junio 25, 2009

A veces...



El orgullo siempre haciendo estragos en nosotros...

La realidad sucumbe ante los deseos no cumplidos,
latiendo las esperanzas en el vacío que deja
tu perfil.

Renazco de las llamas que,
a veces,
me siguen quemando
ignorando el modo de apagar este fuego.

No conozco el camino de vuelta a casa,
pero las ánimas que pueblan mis noches
jamás abandonan mi sombra,
y me acompañan
cuando dejo de ser yo

A veces,
perderse es el antídoto poético contra el abandono.

Y yo,
que me emborracho de versos a diario,
guardo en cofres de piedras preciosas
las ausencias, los olvidos,
para,
a veces,
seguir bebiendo
de tí
y de mí.


sábado, junio 20, 2009

Silencio

Cotejo las coordenadas de mis recuerdos, intentando buscar la señal que me ayude a dormir. Mido y vuelvo a medir distancias, distancias etéreas que aumentan a cada lágrima que, lenta y silenciosa, va dejando su marca en mi rostro.

Porque mi llanto es lento y silencioso. Como un vaso que rebosa, mi pequeño cuerpo llega al límite de dolor soportable, y éste se hace lágrima, y emprende su huída a través de mis ojos. Mi llanto dura días enteros con sus largas noches, mas nunca se altera, ni grita, ni llama. Mis lágrimas, casi imperceptibles, van a parar a la tierra, sin que nadie las vea, donde se esconden presas de la humillación y la vergüenza.

Cuando dejo de mirar desde las entrañas del deseo y comienzo a mirar con los ojos, miles de astillas comienzan a perforar mi piel, y una agonía cruel se me cruza entre el corazón y el estómago, dejándome casi sin respiración. Intento exhalar todo el dolor, pero mi cuerpo ya no responde a mis órdenes, y me dejo llevar a una batalla perdida que hiere sin matar.

Me duele el vacío.

Camino sobre un abismo arbitrario y mentiroso, un abismo creado para que mis pies se hundan, para que yo me hunda, un abismo hecho a mi medida en el que penetro con los ojos cerrados.

Me duele la ausencia.

Respiro un aire tóxico que enferma mi voluntad.

Me duele el silencio.

La leve actitud ajena del que nada tiene que ofrecer mina mis nervios, mi paz, mi entereza, y pierdo el equilibrio sin red que me proteja.

Me duele, y nada ni nadie sabe que habito en un desierto de sal donde nunca reconoceré haber estado jamás.



martes, junio 16, 2009

Conversación



Junto a una luz tenue,
las verdades parecen menos crueles
y las miradas alcanzan su máxima profundidad.

La levedad
de la existencia primera,
la que ocultamos tras el amanecer,
renace con toda su plenitud cuando,
sin pretensiones,
abrimos las almas al aire.

Las palabras danzan libres
de miedos y ataduras,
los pensamientos son libélulas centelleantes
que se mezclan -las tuyas con las mías-
convirtiéndose en un solo ser de luz.

Entonces, tu cuerpo y mi cuerpo,
-materia gris tibia de deseo-
hechos a imagen y semejanza,
se elevan en un vuelo hacia la eternidad,
y se pierden en un juego ciego
de tacto, lascivia y libertad.

jueves, junio 04, 2009

Sangre

En esta noche que no puedo dormir, las imágenes de mis sueños se cruzan con mis miedos, quedando parada en mitad de la nada.

Confío en los designios del destino y en la luz que nos sostiene. Creo sin ninguna duda en la voluntad que guía nuestros pasos, y que va más allá de nuestra mirada. La magia de una energía que no sé de dónde me viene, impulsa a mis pies para que no queden parados a un costado del camino. Y sigo caminando…

Quisiera cubrir con mi piel toda tu piel, decirte sin hablar que estaré aquí, que en mis brazos te llevaré, que andaremos juntos la parte de la senda que tú no puedas, y que sé que, cuando yo decaiga, tú me sostendrás. Quiero decirte, y te grito una llamada que sale de este cuerpo que apenas es nada.

Saco la fuerza de las entrañas de la tierra, acumulo para ti toda la alegría que cabe en mis manos, y te la regalo en forma de abrazo, de susurro, de caricia, de mensaje que viaja a través del tiempo y el espacio con un vuelo firme y seguro.

Hoy y siempre, la sangre se me rebela segura de su triunfo.

miércoles, mayo 13, 2009

Extraño



Te busco en mitad de un desierto de luz, anidando esas miradas que sólo saben regalar tus ojos. Te espero cada día y cada noche para que abrigues mis sueños con tu ternura, para que encierres entre tus brazos este cuerpo que sólo desea el calor de tu cuerpo.

Escondo en mi ropa el olor de una mañana de sol perdida en la sal de mi soledad, manteniendo vivas en mi recuerdo esas palabras no dichas cuando el alma anhelaba. Bebo tu ausencia como el trago más dulce que mis labios probaron, sin terminar de entender la distancia que me separa de ti.

El deseo se me escapa por cada poro de mi piel, percibiendo tu tacto en cada brisa de aire que osa rozarme. La vida se me escapa por los ojos, y grito al viento en un llanto ahogado y silencioso lo que mi boca no es capaz de asumir.

Mis latidos siguen el ritmo de las cuerdas de tu música, y mis manos acarician el cristal de tu imagen. Casi sin darme cuenta, me adentro cada noche en un mundo de maleza y oscuridad, persiguiendo tu sombra entre versos por terminar.

lunes, mayo 11, 2009

Juego

Tu boca
que toca
la poca
razón
que me queda,
me rompe
y corrompe
neuronas
corrientes.

A golpes
de beso
el peso
de eso
que oculta
tu pecho
se posa
en mi alma,
que calma
tu espalda
con manos
de trapo.

Y beso
tus ojos,
y extiendo
mis brazos,
y abrazo
tu cuerpo
queriendo
abrigar
amar
colmar
tu vida
con vida,
mi vida,
latiendo
con fuerza,
queriendo
soñar.

Y lamo
tu espalda,
y beso
tus hombros,
y escondo
mis ojos
detrás
de tu luz.

Acaricio
tu vientre,
beso
tus sienes,
pellizco
tus piernas
queriendo
jugar.

Tiempo
pasado
en círculos
fue.

Hoy recorremos
caminos
y sendas
queriendo
ser aves,
panteras,
pareja
de héroes
con fuerza
con fe.

Hoy
nos queremos
bebemos
lamemos,
hoy
nos amamos
con toda
la piel.

Hoy
mis caricias
no están
perdidas,
tienen
un cuerpo,
tu cuerpo,
que recorrer.

viernes, mayo 01, 2009

Cenizas

Cada día,
las fuerzas van adquiriendo un color sepia más pronunciado.
A cada hora, las imágenes se difuminan más,
y las fuerzas, mermadas,
no dan para quemar los últimos barcos.

La derrota no es una opción apetecible,
mas no sé hacerlo de otro modo.

Convertirlo todo en cenizas
para renacer
a un nuevo día,
quizás sea la opción
más plausible.

Renunciar a la urgencia,
doblegar el deseo
asumiendo
las cuentas ajenas,
y tragar mis palabras
antes de que vuelen libres.

Para que todo sea diferente,
dejaré de ser lo que hoy soy.

miércoles, abril 29, 2009

Extrema



Confío al destino mis pasos, sin pararme a pensar en las consecuencias de mi rendición. Delego toda voluntad innata a los designios de la piel, y el camino se va abriendo paso por lugares inhóspitos y miradas vacías. Me abandono a las inclemencias, y actúo de manera mecánica, cediendo a todo y a todos, buscando fluir a través de las manos de otros.

Mi cuerpo ya no opone resistencia, y mi mente duerme cuando yo abro los ojos. Los motivos son los mismos que una vez me llevaron al extremo de la existencia, sin calcular los inconvenientes de una segunda oportunidad. Lo vivo con la misma intensidad y la misma (ausencia de) consciencia.

Pongo el alma por delante y, por segunda vez, confío en lo etéreo, lo mágico, lo inexplicable. Pongo el alma por delante y sin coraza, anhelando llegar, en esta ocasión, a la luz.

lunes, abril 20, 2009

Complicidades

Cóncavas miradas de lechuza en celo
cruzando la frontera de mi mundo.
La noche juega al escondite con la razón
y la copa se convierte en aliada de las manos,
cómplices todas de las ganas de vivir.

Frío que sube desde el suelo
hasta calar mis huesos,
ojos que dan besos
y labios que dan sed.
Agua que no corre y lleva los instintos,
esquinas de tus calles dando sombra al desvelo,
música en silencio,
de frente a la pared...

... y el desorden quebrando penas.

... y las penas que lloré ayer.

Y tú,
y tu mirada,
y tú acariciando mi pelo,
y el consuelo
de un nuevo amanecer...

domingo, abril 12, 2009

Extremos




Tantas confesiones en la memoria, y nunca aprendo. Quizás el error esté en el planteamiento, o en la simplicidad de las mismas. El que quiera entender, que entienda.

Ya no me esfuerzo como antes en maquillar la trama. Me dejo llevar en un solo acto desde el principio hasta el final, intentando apostarme de frente y ante todo, sin ensayar guiones ni compromiso de permanencia en la sala. Si hay que morir, que sea a lo grande.

Y el mundo, mientras tanto, sigue sin comprender que a veces puede ocurrir, que hasta el más pintado pierde batallas. Que nadie está libre de pecado. Que si un día reviento de dolor y de miedo, no será sin haberlo avisado. Y que, aunque no existen culpables, tampoco existen inocentes.

lunes, marzo 30, 2009

Recuerdos


Borré todo lo que había escrito hasta ese momento, nada de lo que allí había me servía. Le dí muchas vueltas, cambié unas palabras por otras, busqué sinónimos y antónimos, sustituí frases enteras, parafraseé, pero nada era lo suficientemente bueno. Cerraba los ojos mientras escribía para viajar hasta aquel día, intenté ponerme en mi piel pasada, sentir lo mismo que entonces, pero por más esfuerzos que hacía, mi mente estaba bloqueada, vacía, como si todo lo que había ocurrido en realidad no perteneciera a mi vida. Sé que en algún momento me pasó, sé que fui yo la que sufrió, la que lloró, mas nada de todo aquello volvía a mí. Tanto significó para mí, tanta oscuridad me costó seguir adelante, olvidarlo, que ahora, efectivamente, me era imposible recuperar el recuerdo.


Tras un par de horas me rendí. Decidí tomarme un respiro y dejar que mi mente se relajara, que repusiera fuerzas para comprobar si era cierto que el inconsciente tenía la capacidad de traer aquello que la consciencia oculta. Fui a la cocina a por un vaso y busqué por los muebles, recordaba haber comprado una botella de whisky, pero no recordaba dónde la había puesto. Hacía tiempo que no probaba el whisky; de hecho, ya no lo soportaba, sólo su olor me provocaba arcadas, pero su sabor era una de las pocas cosas que podía conducirme de nuevo a aquella etapa de mi vida. Encontré la botella detrás de un par de paquetes de galletas. Lo abrí y me serví más de medio vaso, sólo con hielo. Le dí un sorbo y no pude evitar una mueca de asco y retorcerme para evitar vomitarlo todo. Para disimular un poco el alcohol me encendí un cigarro, y para terminar de prepararlo todo, busqué un disco de jazz, me servía cualquier cosa, Eddie Harris, Miles Davis, Charlie Parker o Freddie Keppard. Sentía la necesidad de crearme un ambiente, uno parecido al que rodeaba mi vida en aquellos tiempos. Volví a cerrar los ojos cuando la música empezó a sonar, y me dejé llevar.


Empecé por imaginarme mi casa, aquel primer día en la ciudad, el vértigo mezclado con la ilusión, las ganas de empezar de nuevo, la esperanza. Recorrí cada una de las habitaciones de mi primera casa, la soledad impregnando el aire, todo en un silencio de esos que preceden al gran momento. Después continué haciendo un repaso por todas las caras que fui capaz de recordar, los gestos y ademanes propios de cada persona que, en aquella época, pasó por mi vida, sus timbres de voz, intenté reconstruir los lazos que los unían a mí, qué tipo de relaciones teníamos. El olor del metro, las noches confusas, la ausencia. Comencé a revivir los abandonos, las distancias, la entrega sin medida. El pulso se me aceleraba por momentos. Me serví otro whisky y encendí otro cigarro. Volvieron a mí la ebriedad y la noche, la vergüenza y el castigo.


Mientras daba vueltas por la habitación como una fiera encerrada choqué contra una silla y caí al suelo. Abrí los ojos de golpe y me di cuenta de que estaba llorando, que tanto esfuerzo había dado resultado. El pasado había vuelto de la forma más violenta. Fue cuando abrí los ojos cuando lo vi todo, fue entonces cuando la crueldad tomó forma para terminar de convencerme de que aquello seguía dentro de mí, en el rincón más oscuro de mi ser. Me levanté como pude y volví a sentarme frente al ordenador. Las palabras fluyeron al mismo tiempo que las lágrimas, la repulsión y el odio.

Después de dos horas mi trabajo había terminado. Imprimí lo escrito y lo metí en un sobre. Escribí fuera del mismo mi nombre completo y la fecha. Entonces, sólo después de haber apagado el ordenador, haber puesto el sobre encima de la mesa del salón y haber recogido todo, pude coger mis maletas y bajar a la calle. Paré un taxi y le pedí que me llevara a la estación.


Ahora no me siento culpable por no mirar atrás al marcharme, no me siento culpable por abandonar de nuevo. Una vez me lo quitaron todo, cortaron el camino que debía seguir. Muchas veces he abandonado ya, y nunca pedí perdón. Sin embargo, hoy, después de mucho tiempo, recuerdo aquella rendición, aquella partida, aquel abandono, y me hace feliz saber que al menos, en aquella ocasión, tú, mereciste que te contara toda la verdad.

domingo, marzo 29, 2009

Cigarros



El cigarro se consume en el cenicero,
lento, sabiéndose
mi único compañero
en la noche.
Todo mi universo hecho de humo,
difuso, irreal.
Hago garabatos en el papel
con ebria soltura,
y miro por la ventana
la oscura
realidad de la noche.

Difunto el primero
enciendo el segundo cigarro
mientras sigo buscando
palabras
que te dañen,
que te llamen,
que te hagan volver.
El camión de la basura
distrae mis recuerdos,
y en el cajón de mi mesa
el mismo desorden que ayer.
Aunque es fácil confesar
desde la distancia,
tu ausencia despierta en mí
la vergüenza y la derrota,
y asumo tu silencio
con estudiada resignación.
El humo asciende
en insinuantes curvas,
evocándome noches
contigo a solas.
Cierro los ojos y,
por un instante,
vuelve tu imagen, tu aroma,
tu respiración
acompasada con la mía,
mientras sola agoniza la colilla
cual imagen mía
reflejada en el cenicero.
Te quiero
Pronombre y verbo
como única concesión
de las musas.

Enciendo el tercero.
Corren las horas
y mi mente viaja
más allá del lenguaje,
más allá del presente,
más alla de tu imagen.
Te quiero
Gramática pobre
para un mundo complejo.
Te quiero
Esperanza escudada
en un pronombre y un verbo.
Te quiero
Y mi vida pendiendo
de un pronombre
y un verbo.

jueves, febrero 12, 2009


Cuesta encajar los golpes. Es doloroso caer en la cuenta, de repente, de que nada es lo que parece. La gente no cambia y el pasado, superado o no, siempre vuelve si de verdad caló en la piel de uno. Mientras, los que somos daños colaterales, como suele decirse, caemos derrotados sin que a nadie parezca importarle.

La ceguera provoca verdaderos quistes en el alma, extendiéndose la enfermedad por todas partes. La inseguridad, por su parte, después de saberse uno ultrajado, va tomando espacio en nuestro mundo, y todo termina convirtiéndose en sombras y oscuridad.

Cuánta metafísica en el alcohol y la autodestrucción. Cuánta poesía en el abandono.

Literatura épica en que se convierte la realidad, o quizás al revés, cuando lo que teníamos por seguro y permanente muestra su verdadera cara.

Nunca estaremos a salvo de aquello que nos protege.

miércoles, febrero 04, 2009

Entretanto



La cura a veces está tan cerca,
que una mirada atenta puede distinguir,
siquiera,
el reflejo del camino a seguir.

Y cuánta soledad entretanto,
y cuántas palabras perdidas entretanto...
Palabras, caricias,
besos, miradas.
abrazos,
canciones, poemas,
huidas,
y también rechazos.

La cura, a veces, es tan simple,
que su blancura nos ciega;
presos de la oscuridad
nos confunde y nos miente.

Y entretanto,
al mismo tiempo que vamos perdiendo,
vamos ganando,
y el recuerdo de aquello que no tuvimos,
al menos,
queda grabado detenido en el tiempo,
siempre joven, eterno.

Y mientras ganamos y perdemos,
entre tanto,
tengo en el recuerdo mi imagen,
limpia y pura,
y tu imagen,
clara y transparente.

Y entonces,
entretanto,
siempre hay besos, y caricias,
y miradas,
y abrazos.

Y entretanto,
lo que ya perdí,
quiero pensar que
siempre lo estoy ganando.

viernes, enero 23, 2009

Give me a reason to be


Cuando vives condicionada por agujas, cuando el optimismo es pensar que podrías estar peor, el suelo se convierte en la niebla de una mañana de invierno.

Yo, que tanto he vivido, que tanto he arriesgado, y que de tantas cosas me arrepiento, sé, sin posibilidad alguna de equivocarme, que nada vale llegado el momento.

No pocas personas hablan de algún otro punto de vista, de mirar no sé de qué lado, y yo, que soy poco dada a la lástima, cierro los ojos y me pongo por un momento en su lugar, y lloro. Cuán feliz y desdichada a la vez es la vida ajena a la realidad violenta y cruel.