lunes, noviembre 09, 2009

Sin permiso

Escondo la crueldad que me habita en las entrañas. Imágenes del recuerdo en plena autodestrucción vuelven, a ratos, desde la cara oculta de mis palabras.

Una empatía inútil y mercenaria contamina mis cimientos con aires de revancha. Repaso cada letra con mis pupilas, trazo a trazo, grabando el negro sobre el blanco, impregnándome cada vez más de todas esas sombras que me acosan. Aspiro cada leve mota de polvo que cubre los viejos muebles de la vieja casa, una y otra vez. El colmo: ver en los márgenes de tus letras que ya no me conoces, que ya no me recuerdas, que ya no te importa golpearme donde antes me mecía, leyendo el mapa de mi espalda.

Ahora no mido las distancias ni escondo mis intenciones. Ya no. Ahora olvidé las precauciones, los remilgos, los respetos y las normas. Ahora no cumplo la palabra dada, porque, como sabes, ya no somos los que éramos. Y en ese ser sin ser, donde antes hubo luz, ahora se ciernen las sombras. Porque ya olvidaste quién soy, y yo ya no sé quién eres.

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