
El orgullo siempre haciendo estragos en nosotros...
La realidad sucumbe ante los deseos no cumplidos,
latiendo las esperanzas en el vacío que deja
tu perfil.
Renazco de las llamas que,
a veces,
me siguen quemando
ignorando el modo de apagar este fuego.
No conozco el camino de vuelta a casa,
pero las ánimas que pueblan mis noches
jamás abandonan mi sombra,
y me acompañan
cuando dejo de ser yo
A veces,
perderse es el antídoto poético contra el abandono.
Y yo,
que me emborracho de versos a diario,
guardo en cofres de piedras preciosas
las ausencias, los olvidos,
para,
a veces,
seguir bebiendo
de tí
y de mí.
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