domingo, abril 29, 2007

Fin



La oscuridad de mi piel se clarea con el sol de la locura, haciendo desvanecerse los muros que me encierran.

Levanto la mirada sobre el horizonte sin la vanidad del que todo lo sabe, y comienzo a pensar como aquel que nada posee.

Las salidas se multiplican por si solas.

Al fin perderlo todo.
Al fin un nuevo comienzo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

y es que no hay mayor libertad de quien no tiene nada...

besos Irene!