lunes, septiembre 18, 2006

Letanía

La letanía de tus labios

grabó en mi piel

un océano de vida.

Marcaste con fuego

caminos a tu cuerpo

para acercarme a ti.

Nadé. Mordí. Jugué.

Recorrí

los valles de tu vientre

para buscar tu centro,

persiguiendo la noche

que te unía a mí.

Los mapas en mi espalda

y las letras en tu mano,

siempre encarando al viento,

cruzaron la frontera

de las horas perdidas.

Besando tu cuello,

esperando tu abrazo,

respirando tu aliento

cubrí tu silueta con la mía,

comprendiendo a golpe

de amanecer

que mi vida en tu vida,

que tu ser queriendo ser,

que tu boca y la mía,

que quererte beber...

…que la carne de mi carne

vive más allá de tu perfil,

que mi cuerpo y mi sombra,

mi vida,

fueron hechos para ti.

jueves, septiembre 07, 2006

Gotas

Gotas de ausencia quebraron mis nervios
hasta hacerme estallar un día.
El sonido constante de su caída en mi pecho
quebró las esperanzas de mi alma
y me hicieron un fantasma de la noche.
El reproche
de mi razón aceleró la caída,
y me arrastré
hasta la copa
para mantenerme a flote.
Pero lo que soñé como una salida
acabó siendo un atajo a la oscuridad.
Y esa verdad,
la mía,
la de mi fin,
la de mi propia huída de mí,
me hizo viajar en ambulancias
y me llevó a la existencia horizontal,
plana,
aséptica,
higiénica,
blanca.

Mis ojos perdieron su brillo
y ahora miran sin ver.
Mis manos
se hicieron ásperas
y mi carne, débil, lánguida,
ajena...
Mi cuerpo no se reconoce
y mi mente dolorida sólo
siente el eco de mi latir.
Así,
mis huesos te buscan en la nada,
y mi cama,
compañera y cómplice de mis pesadillas,
sólo aguarda verme partir.


martes, agosto 29, 2006


Todas las noches
temo
que la mañana
me abra los ojos.

jueves, julio 13, 2006

Sola y pequeña

Sola y pequeña fuera del vientre.
Amor exilado
a un mundo prolijo en ausencias
y dientes
-mandíbula en celo-
Un par de desiertos de arena
caliente,
hirviendo,
aislando la calma
de este a veces viviente.
Descenso a Caronte.
Ceremonias y ritos,
moneda en la boca
y negro horizonte
que auguran
distancias, despedidas
y flores.
Y al fin...
...la paz.




...I should die before I wake
pray no one my soul to take
and if I wake before I die
rescue me with your smile...

martes, julio 11, 2006

dulzura

Vida enferma ligada a las agujas,

juventud marcada con cardenales…

…interrumpida…

Suave piel violada por el exceso,

dolida por lo hecho y por hacer,

ultrajada por manos expertas y blancas

que saben qué vendrá después.

Vientre dispuesto,

dedos que tocan,

dulce sangre corriendo

por jóvenes venas sin vida que perder…

Y mis ojos hambrientos buscando

un nuevo amanecer…

El futuro ciego atormenta mis noches,

juegos y risas muertos antes de nacer.

Pasado, presente…

…el futuro que perdí ayer…

lunes, julio 03, 2006
















cómplices

Recuerdo

Recuerdo todo en aquel bar. Las mil conversaciones marcando el ritmo, el camarero como ausente y mudo detrás de la barra, seres sin rostro con facciones de humo, y tú sentado solo, tomando una copa. Tenías esa mirada desafiante y fría de los tipos como tú, tipos que nunca cuentan lo que piensan, pero que cuentan más de lo que nadie es capaz de comprender. Eras la isla en un mar de cuerpos, con el cigarro en la diestra y oculta la siniestra, entretenida en esa máscara de barba tras la que siempre te ocultabas.

Pensé muchas veces acercarme a ti, cruzar la frontera de lo desconocido y poner a prueba mis miedos, pero observarte en la distancia era suficiente, alimentaba mi imaginación de tal manera, que temía tensar demasiado las cuerdas y acabar quebrando ese halo de halo de misterio que tan adictivo te hacía…

Fui cada noche al bar a buscarte, a mirarte, a estudiar cada línea de tu perfil. Me situaba en distintos lugares para observarte desde todos los ángulos… Llegué a grabar en mi mente cada movimiento de tus manos, esa sutil melancolía en tus párpados parando el mundo cada vez que cerrabas los ojos, como haciendo una pausa en tu delirar para recomenzarlo todo de nuevo… El humo salía de tus labios lento, seguro, sabio… y el humo eras tú mismo deshaciéndote en cada calada, dándote a todos y a nadie. Tomabas la copa aplicando en cada trago todo un ritual y una filosofía que convertían aquel gesto en protagonista instantáneo de la escena. Sí, lo aprendí todo de ti…

Una noche me retrasé. Suspicacias del destino me detuvieron en otras sombras que me impidieron llegar a tiempo. Entonces, esa noche no te ví, y supe, de repente, que un abismo había marcado el final del camino, que todo había terminado. Lo supe de repente, en ese eterno instante en que, al cerrar la puerta del bar tras de mí, te acercaste con el sigilo de la pantera y tus labios pronunciaron mi nombre…

sábado, junio 24, 2006

Príncipes

Subí la cremallera de mi chaquetón y cerré la puerta con fuerza. El viento soplaba con violencia y andar con remilgos a esas alturas era pecar de hipócrita. La visita a Javier me había devuelto a una ciudad que abandoné hacía ya unos años, a unas calles llenas de charcos por las que ya no pasaba. Miré por si venía algún coche y crucé a la acera de enfrente, donde, a no más de unos trescientos metros, había un café bastante tranquilo donde podría ordenar mis pensamientos sin que nadie me molestara. Ese maldito francés de costumbres excéntricas y mirada de loco tenía la capacidad de volver del revés mi mundo y a la vez centrarme como nadie, en su sano juicio, lograba hacerlo.

Me senté en la mesa más escondida que encontré libre y pedí un café con leche sin azúcar. Saqué el paquete de Amsterdamer, los filtros y el papel de liar del bolso, y me dispuse a cumplir con el rito de liarme un cigarro. Creo que la única razón por la que fumo tabaco de liar es por el momento de fabricar mi propio cigarro, con movimientos lentos y precisos, permitiéndome unos silencios prolongados mientras lo hago, haciendo perder en numerosas ocasiones la paciencia de mi acompañante, como si no tuviera el más mínimo interés de entablar conversación con nadie, más que con mi cigarro.

Cuando el camarero trajo el café ya había sacado mi libreta y mi pluma y estaba dando largas caladas al pitillo mientras observaba, con la mirada perdida, a los otros clientes del bar. Ninguno me llamó la atención en especial, así que me concentré en fumar mientras se enfriaba un poco el café.

Javier me había hecho las preguntas exactas para quebrar cualquiera tipo de seguridad que yo albergara sobre mi vida, y para hacer que todos mis pasos parecieran meros intentos de caminar de un niño de un año. Sabía sembrar la desconfianza en mí, esa desconfianza que no llega a ser represora, sino que tiene el volumen justo para gritarte sin que los que no la tienen que oír no la oigan, y lo suficientemente estridente como para hacer saltar la alarma cuando de verdad te la juegas. Había pronunciado, entre vino, humo y viejos discos de feria callejera, verdaderas sentencias nacidas de ese estado entre la locura y la brillantez que provoca tanto desconcierto al que no es capaz de comprenderlo. Ver a Javier así, con esa rapidez mental divagando solo por el salón, con la copa de vino en la izquierda y el cigarro en la derecha, con la mirada perdida en la nada, como dando un discurso a una multitud embelesada por sus palabras, me provocaba una tierna nostalgia, me recordaba ese tiempo en que nos amábamos sin soportarnos, cuando nos podíamos pasar hora definiendo el amor que nos teníamos.

Ahora todo había cambiado, cada uno seguía su camino. Nuestras vidas eran totalmente opuestas, pues él había seguido adelante con su sueño de ser escritor y ahora tenía en sus estanterías dos novelas que había publicado con menos de veinticinco años. Era realmente un genio, pero, como todos los genios y como buen escritor, era un ser egoísta, tremendamente oscuro y sin la menor preocupación por el futuro. Hacía unos años que yo había retomado mis estudios y había dejado mis poemas aparcados en un cajón, dejándome retomarlos sólo cuando el trabajo me lo permitía, que era en escasas ocasiones.

Javier sabía que yo me había ido a vivir con Pablo. Sabía que yo llevaba mucho tiempo sola y que necesitaba intentarlo de nuevo, borrar de mi mente un pasado que me había cortado las alas y me había hecho cerrar los ojos a otras oportunidades. Esta vez había saltado al vacío sin pensarlo dos veces.

Le conté a Javier lo feliz que era, la alegría que sentía sabiéndome querida, pudiendo besar cada mañana a la persona que amo. Javier, mientras le contaba todo esto, había estado mirando por la ventana y haciendo gestos negativos con la cabeza. Casi me había hecho sentir como una niña asegurando a su madre que había llegado tarde porque, de verdad, aunque no se lo creyese, había sido culpa del autobús.

Harta de dar tantas explicaciones sin que me las pidieran, que era lo peor de todo, me levanté del sillón indignada conmigo misma, apagué el cigarro con violencia, cogí mis cosas y salí de casa de Javier a toda prisa, como huyendo de una discusión en la que tenía todas las de perder. Entonces, justo cuando bajaba los primeros escalones, oí a Javier pronunciar pausadamente y con voz profunda las palabras que aún resonaban en mi cabeza:

- A estas alturas de tu vida, cariño, da igual que se llame Pablo, la cuestión es que necesitabas un príncipe azul.

martes, junio 20, 2006

Acordes de distancias vencidas

Me pierdo en los acordes de tu música cuando no estás, y bailo en una oscuridad iluminada por el brillo que diste a mis ojos.

Me duermo en tus palabras, con mi espalda en cada frase tuya, con tus ojos en mis sueños, con mis manos en tu cuello.

Me olvido del pasado cuando sonríes, y recuerdo que mis latidos siguen ahora tu ritmo, que aprendí a tener esperanza cuando me diste las razones para vivir, que no son otras que quererte, esperarte, acariciarte, oírte, buscarte…

Me despierto cada mañana con un solo nombre en mis labios… El amanecer me sorprende cada día soñándote, persiguiendo en la vigilia el deseo que alimenta mis días.

Me defiendo de la distancia con un corazón fuerte que ha soportado demasiadas condenas para, ahora, descansar en tu cintura.

Me paro a sentir con toda mi alma cada instante que te echo de menos. Esa punzada que se agarra a mi estómago me trae un susurro lejano, el mismo que cada noche, a la misma hora, me recuerda que me quiere.

Me escapo del miedo entregándome a tus ojos, dejándome caer en esa mirada, arañando con mis garras el cristal que me recuerda cada grano de sal que habita el desierto de nuestro error geográfico.

Me dejo sentir la vida en cada poro de mi piel, me dejo llenar por cada te quiero que sale de tus labios, me dejo querer como nunca me quisieron, aprendiendo cada día que la distancia no es nada cuando se lucha con el alma por delante.

Me doy en cada verso, en cada palabra, en cada suspiro, en cada silencio… me doy a ti sin condiciones ni reservas.

Me quiero dormir en tus brazos, darte un sol para tus mañanas, luz para tu vida, calma para tu alma. Porque mis manos ya no están vacías, ahora se llenaron para darte todo aquello que en mi vida tuve, y que espera sin tiempo para olvidarte a que vengas a por este ser que te pertenece.

martes, junio 06, 2006

Dame tu bendición

Dame tu bendición, le pedí al tiempo. Necesitaba tan sólo una certeza, una pequeña lucecita a la que mirar en la oscuridad. Tenía un cajón con canciones para cada ausencia. No necesitaba un arreglo floral, sino un revulsivo potente que me estremeciera el cuerpo. Los abrazos de amigo me prolongaron el letargo, pero el fin es inevitable, y la conciencia un obstáculo. Me eché a las calles mirando almas de frente, desafiando a la urbe con un nuevo punto de vista. Contestaba en negrita y bebía de un sorbo las apuestas, pero la oferta y la demanda no son una ecuación subversiva, sino más bien una letanía.

Me clavaron uñas en el corazón y respondí retorciéndome en mi espacio, devolviendo más tarde el dolor multiplicado. Choqué contra un fuego helado de pecado y costumbrismo, y decidí dibujarme el mapa en mi espalda, para verlo solo reflejado en los espejos. Borré los límites sociales y remarqué las corrientes de aire que llenarían mis alas. Y volé. Volé sobre calles y playas, sobre anchas espaldas y miradas vacías, distinguiendo a veces, desde las alturas, destellos en ojos que levantaban la vista. A la noche mantenía el vuelo bajo, y durante el día sonreía al sol de frente. Fueron tiempos de costas, de manos, de humo y voces negras, pianos y camas deshechas.

Los días y las noches llenaron un hueco profundo, un ansia de verdades cálidas y de tiernas caricias. Hambre de seguridad, de dos silencios hechos uno. Tiempos de vanguardia innecesaria, de aventuras ilimitadas y bares cerrados. Fueron tiempos extraños, que me hicieron aterrizar en tu alma.

domingo, mayo 28, 2006

miradas

[...miradas...]

Más que verte, te siento
... y me dueles.

Gesto altivo y aparente
que levanta entre tú y yo
un muro invisible
indestructible
indivisible
impermeable

Mis necias palabras
que llegan a tus oídos sordos.
Y ninguna reacción física
anímica, mental ni química.
(no hay sustancia)

[...impotencia... cólera...]

Trago el dolor
pero se me atasca en la garganta.
Quizás con alcohol...

Te maldigo,
te insulto
y me obligo
a olvidarte,
a deshacer tu imagen
de mi mente
de mi pecho
de mi cama...
Y guardo mis ganas
en el cajón,
donde tengo tu indiferencia,
tus recuerdos, tus poemas,
nuestra pasión...

martes, mayo 16, 2006

bajar / descender

Bajar escaleras y no descenderlas, licuar el lenguaje hasta arañar la piel. Olvidar el alma y los astros, no romper el viento con tu nombre, sino clavar uñas en mi piel por miedo, por agonía, por ira, por ganas de ti, por deseo. Volver a lo primitivo, recordar que no somos ángeles con ojos azules y piel blanca y aterciopelada, sino gatos salvajes, vividores de la noche, expertos en decir las palabras justas para no morir en la reyerta.

Destruir construcciones y desenterrar cimientos. Desdibujar los mapas a pincel. Tomar colores de niño y rellenar paisajes sin límites, sin orden, dejándonos llevar en relieve.

Complicamos existencias con ausencias, evitamos lo frontal por directo, perdiéndonos en curvas imprecisas a medio camino entre la esquizofrenia y la estupidez. Miradas que rodean el borde de la carne y traspasan la intención en un recuerdo de lecturas complicadas que argumentan hipótesis sin sentido.

Mientes. Callas. Olvidas.

Tragas basura a diario sin masticar, digiriendo entre jugos y úlceras miserias tan propias como tu perfil. Ocultamos latidos tras labios resecos y piel de plástico agrietado. Muñecos esperpénticos abrazando humo y mal olor.

Asco. Huída. Luz.

Volvamos a nacer, quemando trajes, dogmas y rutinas. Exiliemos al olvido la ética y la genética. Limpiemos párpados de velos y cortinajes, de miedos y complejos. Sudemos vida, lloremos dolor a lágrima viva, humedeciendo tu piel con la mía. Andemos descalzos, gritemos.

Que, cuando vuelva a mirarte, tu mirada no sea más oscura que la noche, y que tu alma viva en tu carne. Que me toques con tus manos y me beses con tu boca. Que tu pecho sea mi almohada y tus brazos mi edredón.

Sufre. Lucha. Camina.

Vive en vida y muere con dolor. No midas tu suerte, sé consciente de tu propia elección.

Desea. Muerde. Roza.

No toques el viento. Siéntelo.

ex - posición

Pasos en un corredor a oscuras.
Eco persiguiéndome a un ritmo constante y pesado.
Volver a hacer oídos sordos al miedo para seguir avanzando, para buscar una ventana por la que escapar.



Temblores ~ Ojos vigilando.



Dudar de mis dudas para protegerme de las certezas que acechan mi alma. Creer en lo que siempre creí sin tener fe.
Calma en la impotencia.


Resignación.


Vergüenza de un corazón atado a la urgencia.
Ruido que ensordece mis oídos.


Quererte.


Amarte.


Saberte frío y lejano.
Desconocerte.
Sin embargo…
…querer mantener…


Temer.


Sufrir.


Confiar.


Cegarme con palabras no dichas.
Jugar a hacerme daño para protegerte.


¿Por qué?


Quererte.


Amarte…

lunes, mayo 15, 2006


des/esperar





pétreo latido





o 0 o

ment / ira

Calentar el corazón de manera artificial,

dar de beber al alma en copas de humo,

y, a pesar de todo, querer que la noche termine…

Perdonar lo no confesado,

recordar lo que nunca supe,

y, a pesar de todo, querer que este cuerpo camine…

Amar lo no conocido,

olvidar lo no aprendido,

y, a pesar de todo, hacer que puedas sentirme…

Correr tras de ti siguiendo tus pasos

por una senda dibujada a mano

en espiral.

/ golpes

ceguera

desgarros\

Darte mi vida en abrazos

viendo sobre tus hombros

que se acerca el final.

~letal~

Piel que, a pesar de todo, desea, gotea, traspasa, tiembla…

…) mentira (…

- maldad -